martes, 22 de diciembre de 2009




Yo no sémira, es terrible cómo llueve.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Sobre La Sociedad

Imagínate que dedicas tus ratos libres a... qué sé yo, inventar chistes, por ejemplo. Tienes cuadernos y cuadernos llenos de chistes originales, guardados en el cajón de tu mesilla de noche, que hojeas de vez en cuando con cariño. Reconócelo, te parece que no están del todo mal, incluso algunos son muy buenos, sería estupendo verlos publicados. Un buen día empiezas a contar estos chistes a tus amigos; claro, ellos se quedan con algunos de los que considerabas muy buenos (y sorprendentemente, con algunos de los que no) y empiezan a contarlos a otros amigos. Cuando te enteras de que tus chistes se difunden, obviamente te alegras, mira, funcionan, qué bien, podría juntar colecciones de chistes y publicarlos en gacetillas gratuitas, así la gente los leería, o mandar una muestra a un periódico, a ver si me contratan, o incluso juntar un cuaderno de buenos chistes y mandarlo a alguna editorial de chistes, por probar... 


Pero, al igual que tú con tus chistes, un amigo de un conocido es escritor de refranes. A los diez minutos de conversación ya se ha escandalizado y te ha puesto de pardillo para arriba, chico, estás perdiendo una cantidad enorme de dinero, no te das cuenta, son tus chistes, tus chistes, cada vez que alguien cuenta un chiste tuyo, de tus chistes, ya sabes, la Sociedad, todos, los que escribimos refranes, rimas, chascarrilos, lemas, muletillas, ya sabes, tenemos que ganarnos la vida, ya sabes, tus chistes. Lees en las condiciones de contrato de la solicitud de incorporación a la Sociedad (solicitud que el escandalizado escritor de refranes te manda al día siguiente) que, por el módico precio de quince euros por trámites de ingreso, cada vez que alguien quiera contar, transcribir o publicar cada uno de los chistes que has escrito o que escribas durante los próximos tres años "a contar del día de la admisión de tItular, prorrogados indefinidamente por períodos iguales, salvo denuncia escrita por parte de tItular con un preaviso de un año", tendrá que ser exclusivamente bajo licencia expedida por la Sociedad, porque claro, "los autores tienen derecho a recibir una remuneración por la explotación comercial de las obras. Lógicamente, el autor por sí mismo no puede hacer valer estos derechos (...) Los derechos percibidos se pagan a los autores y editores de las obras que han sido utilizadas. La Sociedad no obtiene ningún beneficio (...) El descuento medio de la Sociedad es el 15,6%". Ah, pues no es mala idea, ¿no?. Pero... ¿cuánto? "(...) la Sociedad se dota de distintas herramientas que permiten asignar a los socios las cantidades que les corresponden según la utilización de sus obras. Un potente equipo informático procesa los programas confeccionados por los usuarios que reflejan, obra por obra, todas las utilizadas. (...) El 15% de los derechos recaudados se reparten mediante sondeos efectuados por una empresa especializada. (...) El 5% restante se reparte por analogía con alguno de los procedimientos anteriores". Todo muy claro, sí: en el caso de que te vaya muy bien y tus chistes "generen" derechos, la Sociedad te repartirá un cierto porcentaje de la cantidad que te corresponde (la que sus avanzados programas informáticos determinan); pero ¿y si te fuera mal? "la Sociedad, en desarrollo de una acción social, podrá (...) conceder préstamos y donativos a los socios que se encuentren en extrema necesidad". Genial: puede ser que, a cambio de los derechos de todos tus chistes, te den algo de limosna. Porque claro, la Sociedad también tiene su labor social, institucional y cultural: "(...) ejercerá actividades de formación y promoción de autores [de la propia Sociedad] (...) se ocupará de la conservación, restauración y difusión (...) de los bienes del Patrimonio Histórico Español que pertenezcan a la Sociedad (...) creará servicios dedicados al estudio, investigación, enseñanza, intercambio y difusión de las obras de su repertorio, las técnicas de explotación y de administración colectiva de sus derechos, así como de cuanto se refiera a la protección jurídica de esas obras (...)". Actividades tan culturales e institucionales como endogámicas para con sus socios, repertorio y propósitos, financiadas con " (...) un 10 por 100, como máximo, de los derechos recaudados por sus miembros (...) un 20 por 100 de la cantidad recaudada en concepto de remuneración por copia privada (...) las cantidades destinadas a la promoción de música sinfónica (...)", entre otros. Actividades que se traducen, por citar inversiones tangibles, en un estudio de grabación en Argüelles (en el centro de Madrid) que cuenta, por ejemplo, con sillones de 2500 euros; o en la gran Torre de la Música (con 92 millones de euros de presupuesto), que se construirá en un terreno de 20.000 metros cuadrados cedido por el honradísimo Ayuntamiento de Valencia y cuyo arquitecto es Antón García Abril, hijo del compositor homónimo y miembro vitalicio del Consejo de Administración de la Sociedad.


Pero bueno, como al fin y al cabo, piensas, algo de dinero ganarás, todo el mundillo está dentro de la Sociedad, y para participar de las "becas, premios, subvenciones y cualquier otra forma de ayuda a la creación o producción (...)" es necesario ser miembro de la Sociedad, tus chistes y tú decidís rellenar y mandar la solicitud. Enhorabuena, chico. Esperemos que, con suerte, recuperes tus quince euros.





(*) El autor espera no infringir ninguna normativa de Propiedad Intelectual por el hecho de que todas las citas y datos de este artículo provengan de los Estatutos y de textos propios de la Sociedad General de Autores y Editores.


lunes, 30 de noviembre de 2009

Henri Poincaré



(...) le mot exister ne peut avoir qu´un sens, il signifie exempt de contradiction. (...)

viernes, 20 de noviembre de 2009

sábado, 14 de noviembre de 2009

Sobre un robo



Hoy me han robado la bici. Qué manera más frívola de sentirse frágil.


domingo, 8 de noviembre de 2009

62









Lo que nos salva a todos es una vida tácita que poco tiene que ver con lo cotidiano o lo astronómico, una influencia espesa que lucha contra la fácil dispersión en cualquier rebeldía más o menos gregarios, una catarata de tortugas que no termina nunca de hacer pie porque desciende con un movimiento retardado que apenas guarda relación con nuestras identidades de fondo blanco e impresión dígito-pulgar derecho, la vida como algo ajeno pero que lo mismo hay que cuidar, el niño que le dejan a uno mientras la madre va a hacer una diligencia, la maceta con la begonia que regaremos dos veces por semana y por favor no me le eche más de un jarrito de agua, porque la pobre se me desmejora. (...)



(Julio Cortázar)