sábado, 15 de octubre de 2011

Eunomía


(...)  
Pero sus propios ciudadanos, con actos de locura,
quieren destruir esta gran ciudad por buscar sus provechos,
y la injusta codicia de los jefes del pueblo, a los que aguardan
numerosos dolores que sufrir por sus grandes abusos.

Porque no saben dominar el hartazgo ni orden poner
a sus actuales triunfos en una fiesta de paz. 
(...) Se hacen ricos cediendo a manejos injustos.
(...) Ni de los tesoros sagrados ni de los bienes públicos
se abstienen en sus hurtos, cada uno por su lado al pillaje,
ni siquiera respetan los augustos cimientos de Díke,
quien, silenciosa, conoce lo presente y el pasado,
y al cabo del tiempo en cualquier forma viene a vengarse. 
 
Entonces alcanza a toda la ciudad esa herida inevitable,
y pronto la arrastra a una pésima esclavitud,
que despierta la lucha civil y la guerra dormida,
lo que arruina de muchos la amable juventud.
 
(...)



Solón de Atenas, alrededor del 600 a.C 
(traducción de C. García Gual)

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