martes, 20 de diciembre de 2011

Sobre la limitación del que mira




Porque no somos capaces, ni siquiera, de concebir cómo es en realidad la imagen reflejada de un espejo.



2 comentarios:

  1. ...a la vez que originaria, esa primera identificación en el espejo es en sí profundamente alienante: para empezar, el niño se reconoce en lo que sin duda alguna no es él mismo sino otro; en segundo lugar, ese otro, aun si fuese él mismo, está afectado por la simetría especular, condición que luego se reproducirá en los sueños; en tercer lugar, aquel que se reconoce como yo no está afectado de mis limitaciones, él no tiene los problemas que yo tengo para moverme. Aquí Lacan dirá: esa es la matriz del yo ideal; y: eso jamás se alcanza, a ese lugar tras el espejo en el que todo va bien solo podrá tenderse, a lo sumo, asintóticamente. Punto ideal, pues. Y matriz de todas las identificaciones que vendrán luego: cualquier otro a quien yo ame en algo, aquel a quien vea con buenos ojos, narcisismo ya desde Freud, estará para mi en el lugar de esa imagen alienante en la que confluyen mi ideal del yo y mi cuerpo sin fragmentar...

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