La OMS ha colaborado tradicionalmente con la industria farmacéutica por razones legítimas. (...) Se reconoce desde hace tiempo la importancia de las intervenciones médicas, incluidos antivirales, vacunas y pruebas diagnósticas, para mitigar el impacto sanitario de la gripe pandémica. Las compañías farmacéuticas desempeñan un papel esencial en este sentido y la OMS se ha comprometido con ellas a tratar de alcanzar sus objetivos de salud pública.
El riesgo de conflictos de intereses es inherente a cualquier relación entre un organismo normativo o de desarrollo sanitario, como la OMS, y una industria lucrativa. Lo mismo puede decirse respecto a los expertos que asesoran a la Organización y tienen vínculos con compañías farmacéuticas. Se han implantado numerosas medidas de salvaguardia para manejar los posibles conflictos de intereses o la percepción de los mismos.
Los expertos externos que asesoran a la OMS están obligados a realizar una declaración de intereses en la que hacen constar cualquier tipo de interés profesional o financiero que pueda comprometer la imparcialidad de sus consejos. Se han instaurado procedimientos para detectar, investigar y evaluar los posibles conflictos de intereses, revelarlos, y tomar las medidas oportunas, como impedir que el experto participe en una reunión.
(Fuente: who.int)
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